Liderazgos inefectivos: cómo detectar prácticas que afectan la confianza y el respeto

Una mirada desde la Ley Karin y la salud del clima organizacional

Uno de los factores más determinantes en la calidad del clima laboral y en la prevención del acoso o la violencia en el trabajo es el tipo de liderazgo que predomina en la organización.

No todas las formas de liderar generan confianza. Algunas incluso, sin caer en el maltrato explícito, pueden debilitar la seguridad psicológica de los equipos, normalizar la humillación, generar temor a denunciar o favorecer entornos laborales tensos e inseguros.

En este artículo exploraremos qué se entiende por liderazgo inefectivo, cómo se relaciona con la Ley Karin, y qué hacer para abordarlo antes de que se convierta en un verdadero riesgo psicosocial para las personas y la organización.

¿Qué es un liderazgo inefectivo?

No se trata simplemente de una persona con poco carisma o con bajo rendimiento. Un liderazgo se vuelve inefectivo cuando:

  • Daña o erosiona la confianza del equipo
  • Dificulta el diálogo y la comunicación respetuosa
  • Evita enfrentar conflictos o los gestiona desde el autoritarismo o la negación
  • Desconoce las emociones, experiencias y necesidades de las personas a su cargo

Este tipo de liderazgo no siempre es agresivo, pero sí puede actuar desde la indiferencia, el exceso de control o la minimización del malestar, generando climas laborales frágiles y con alto riesgo de conflictividad interna.

¿Cómo impactan los liderazgos inefectivos en el marco de la Ley Karin?

La Ley 21.643 obliga a todas las empresas a prevenir el acoso laboral, sexual y la violencia en el trabajo.

Y si bien la ley no define estilos de liderazgo, sí establece que el empleador debe garantizar un entorno laboral libre de violencia y con protocolos efectivos de prevención y resguardo.

Un liderazgo inefectivo puede:

  • Normalizar prácticas de hostigamiento, microagresiones o humillación.
  • No saber identificar señales tempranas de maltrato o descontento.
  • Invisibilizar las denuncias o no activarlas correctamente.
  • Generar temor en los equipos para hablar o reportar situaciones.

Todo esto socava el cumplimiento de la Ley Karin, incluso cuando el líder no incurre en acoso directo.

Señales de alerta de un liderazgo que debilita el entorno

Algunas prácticas frecuentes que merecen atención:

  • Ridiculizar públicamente los errores.
  • Descalificar ideas con frases como “eso no tiene sentido” o “no te pongas sensible”.
  • No escuchar ni respetar los espacios de opinión.
  • Ignorar solicitudes de resguardo o minimizar denuncias.
  • Utilizar favoritismos o castigos implícitos según quién “agrade” más.
  • Operar desde la amenaza velada: “no conviene decir eso”, “ya sabes lo que pasa si te expones”.

Aunque sutiles, estas formas de liderar debilitan la confianza, alimentan el miedo y erosionan el clima, favoreciendo condiciones propicias para la violencia laboral.

¿Qué puede hacer la empresa para abordar estos liderazgos?

✔ Evaluar el liderazgo como parte de la gestión del clima

Incluir preguntas sobre estilo de liderazgo, seguridad psicológica, respeto y trato digno en encuestas o focus groups.

✔ Ofrecer feedback estructurado y seguro

El personal debe tener canales para opinar sobre sus jefaturas sin temor a represalias. Estos insumos pueden nutrir evaluaciones de desempeño y planes de mejora.

Capacitar a jefaturas en habilidades socioemocionales

No basta con saber del negocio. Se requiere formación en:

  • Comunicación empática
  • Resolución de conflictos
  • Manejo emocional
  • Perspectiva de género y diversidad

✔ Acompañar procesos de cambio

Muchas veces, las jefaturas quieren hacerlo bien, pero no saben cómo o repiten patrones aprendidos. Acompañar no es encubrir, pero sí humaniza el proceso de mejora.

¿Qué pasa si una jefatura es parte de una denuncia?

En caso de que una persona en rol de liderazgo sea denunciada, la empresa debe:

  • Activar el protocolo sin sesgo ni favoritismo.
  • Evaluar medidas de separación temporal de funciones si corresponde.
  • Garantizar que la investigación sea objetiva y no esté influenciada jerárquicamente.
  • Considerar que el abuso de poder agrava la responsabilidad del acto.

En todos los casos, la relación jerárquica nunca puede ser una barrera para activar la Ley Karin.

Reflexión final: liderar también es proteger

Los líderes no solo dirigen tareas o alcanzan metas. También modelan comportamientos, construyen confianza o la destruyen, abren o cierran puertas al diálogo.

Un liderazgo inefectivo no es necesariamente malintencionado, pero puede ser igual de perjudicial si no se gestiona a tiempo.

Y una empresa que no interviene, pierde no solo productividad, sino también personas valiosas, credibilidad y reputación.

En ILIA Consultores, acompañamos a las organizaciones a identificar, fortalecer y formar liderazgos que cuidan, transforman y construyen entornos de trabajo verdaderamente seguros.