La violencia en el trabajo es un problema que afecta no solo a las personas involucradas directamente, sino también al clima organizacional, la productividad y la reputación de las empresas. Aunque a menudo se asocia con conflictos internos, existe otro tipo de violencia menos abordada pero igualmente perjudicial: la violencia de terceros. En este artículo exploraremos qué implica la violencia laboral, por qué es esencial prevenirla y cómo las empresas pueden proteger a sus colaboradores.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la violencia laboral incluye cualquier acción, incidente o comportamiento que se desarrolle fuera de lo aceptable y que ponga en peligro la seguridad, el bienestar o la dignidad de una persona en el entorno laboral. Esto abarca desde agresiones verbales y físicas hasta amenazas y acoso.
Sin embargo, un aspecto menos discutido es la violencia de terceros, que proviene de clientes, proveedores o cualquier persona ajena a la organización. Este tipo de violencia representa un desafío particular para las empresas porque escapa a su control directo, pero impacta significativamente en el bienestar de los trabajadores.
La violencia en el lugar de trabajo genera consecuencias graves que afectan tanto a las personas como a las empresas:
Estudios internacionales muestran que hasta un 25% de los trabajadores ha experimentado algún tipo de violencia laboral, siendo los sectores de atención al cliente, salud y educación los más afectados.
Para profundizar en las señales de acoso laboral, es importante reconocer comportamientos que afectan negativamente el entorno laboral.
La violencia de terceros puede manifestarse de muchas formas, desde insultos y maltrato verbal hasta agresiones físicas. Por ejemplo, en sectores como el comercio minorista o la salud, es común que los empleados enfrenten el descontento de clientes o pacientes.
La entrada en vigor de la Ley Karin en Chile el 1 de agosto de 2024 ha subrayado la necesidad de abordar de manera integral la violencia en el trabajo. Esta legislación exige a las empresas implementar medidas preventivas y protocolos para garantizar la seguridad y el bienestar de sus colaboradores.
La prevención no solo es un imperativo legal, sino también una ventaja competitiva. Empresas con un clima organizacional saludable retienen mejor el talento, aumentan la satisfacción de sus clientes y reducen los costos asociados a la rotación y el ausentismo.
Prevenir la violencia en el trabajo no es solo una responsabilidad legal; es una inversión en la salud de la organización y de sus colaboradores. Las empresas que toman medidas para abordar este problema generan un impacto positivo en su entorno y se posicionan como referentes en buenas prácticas laborales.
Para garantizar un entorno laboral seguro, las empresas pueden contar con servicios de implementación de la Ley Karin, que incluyen asesoría en protocolos, capacitaciones y medidas preventivas diseñadas para cumplir con la normativa.
En ILIA Consultores, contamos con más de 12 años de experiencia ayudando a las empresas a construir ambientes laborales seguros y saludables. Si buscas asesoría para implementar medidas de prevención, ¡estamos aquí para ayudarte!