Mal liderazgo y acoso labrial

¿Qué diferencia hay entre mal liderazgo y acoso laboral?, Aplicación de la Ley 21.643

No todo conflicto con una jefatura constituye acoso laboral. Sin embargo, tampoco todo mal liderazgo puede excusarse como “estilo de gestión” o “carácter fuerte”. En la vida diaria de las organizaciones, muchas personas enfrentan situaciones difíciles con quienes ejercen roles de jefatura y se preguntan si están siendo víctimas de acoso o si simplemente se enfrentan a alguien con deficiencias en habilidades de liderazgo. Esta distinción es clave tanto para proteger los derechos de las personas trabajadoras como para no sobreutilizar o malinterpretar una figura legal tan seria como lo es una denuncia por acoso laboral.

¿Cómo se define al acoso laboral según la Ley Karin?

La Ley Karin (Ley 21.643), vigente desde agosto de 2024, establece que una sola conducta puede constituir acoso laboral si genera menoscabo, amenaza, humillación, o afecta negativamente la situación laboral o emocional de la persona afectada. Ya no se exige que la conducta sea reiterada. Esto significa que, en ciertos casos, una sola acción de una jefatura podría cruzar el límite si su efecto es suficientemente dañino. Pero no todo liderazgo deficiente es sinónimo de acoso.

Diferencias fundamentales

Un mal liderazgo suele expresarse a través de una comunicación deficiente, desorganización, falta de reconocimiento, poca empatía o gestión ineficaz del tiempo. Aunque estas situaciones generan frustración y deterioro del clima laboral, no implican por sí solas una conducta de acoso laboral. Por el contrario, el acoso laboral implica una actitud activa de maltrato, ya sea verbal, emocional o conductual, que humilla, desvaloriza o genera miedo.

Algunas señales para distinguirlos:

  • El mal liderazgo es consecuencia de falta de competencias; el acoso es una forma de ejercer poder dañina.
  • El liderazgo ineficaz puede ser torpe, pero sin intención destructiva; el acoso suele tener intención o negligencia con consecuencias graves.
  • El mal liderazgo es común en organizaciones sin formación de jefaturas; el acoso laboral es una violación directa al derecho al trabajo digno y a la salud mental.

¿Por qué esta diferencia importa?

Confundir liderazgo deficiente con acoso puede banalizar situaciones verdaderamente graves, generando confusión, deslegitimando las denuncias reales y dificultando la prevención efectiva. A la vez, no intervenir frente a liderazgos inadecuados puede abrir espacio para que escalen en violencia o abuso de poder. Por eso, es clave intervenir a tiempo, formar a los líderes y establecer canales de retroalimentación constructivos.

En ILIA Consultores creemos en una cultura de respeto con mirada preventiva, ética y equilibrada. Con un modelo de Organización Resiliente ayudamos a las organizaciones a distinguir entre liderazgo inadecuado y acoso, a evaluar su madurez preventiva y a fortalecer canales de denuncia seguros y justos.

Si tu empresa necesita apoyo para construir un entorno laboral más sano, estamos aquí para acompañarte.